El resfriado común es uno de los motivos principales de visitas al médico en los países de ingresos altos y una causa de ausentismo laboral y en la escuela. Hay más de 200 virus que pueden causar los síntomas del resfriado común que incluyen rinorrea, congestión nasal, estornudos, dolor de garganta, tos y a veces cefalea, fiebre y ojos enrojecidos. Los síntomas varían de persona a persona y de resfriado a resfriado. Debido a que generalmente el resfriado común es causado por virus respiratorios, los antibióticos no son útiles, por lo que es interesante contemplar otras posibles opciones de tratamiento1.
Entre las numerosas estrategias no farmacológicas para la prevención y el tratamiento del resfriado común, se encuentran la ingesta de algunos nutrientes, como zinc, selenio, hierro, vitaminas A, D, C y E, y ácido fólico. Entre las vitaminas, las que cuentan con más evidencias son la C y la D1.
La vitamina C es un antioxidante importante presente en el fluido de la superficie de las vías respiratorias de los pulmones. Basándose en sus propiedades inmunoestimuladoras y antivirales, ya en 1960 se postuló que la vitamina C era eficaz para mejorar los síntomas de las infecciones del tracto respiratorio superior, especialmente el resfriado común2.
Además, las concentraciones de vitamina C en plasma y leucocitos disminuyen rápidamente con el inicio de la infección y vuelven a la normalidad con la mejora de los síntomas, lo que sugiere que la vitamina C podría ser beneficiosa para el proceso de recuperación2.
En las últimas décadas se han llevado a cabo un gran número de estudios controlados con placebo, incluidos varios estudios con escolares. Un metaanálisis reciente de todos los estudios disponibles bien realizados concluyó que la administración de vitamina C proporciona un beneficio significativo con respecto a la duración y gravedad de los síntomas del resfriado común cuando se toma ≥ 200 mg / día como agente profiláctico. Se demostró que el efecto sobre la duración de los síntomas del resfriado es más fuerte en los niños en comparación con los efectos en los adultos (14% y 8%, respectivamente)3.
La única fuente natural de vitamina C para los seres humanos son los alimentos que ingerimos en la dieta. Uno de los alimentos con mayor contenido de vitamina C es el kiwi (100 g de kiwi Zespri™ SunGold™ contienen 161,3 mg de vitamina C y 100 g de kiwi Zespri™ Green contienen 85,1 mg) y, en este sentido, diversos estudios han demostrado que el consumo de kiwi resulta en una tendencia a la menor duración y menor gravedad de los síntomas de infecciones de las vías respiratorias altas, tanto en niños como en adultos mayores4.
La vitamina D puede modular las respuestas inmunitarias innatas y adaptativas al actuar sobre distintas células inmunológicas, como macrófagos, células dendríticas, y células T y B. El calcitriol (la forma activa de la vitamina D) estimula la expresión de algunos péptidos antimicrobianos en las células epiteliales, como las que recubren el tracto respiratorio, protegiendo los pulmones de infecciones. La deficiencia de vitamina D se asocia con un aumento de la autoinmunidad y una mayor susceptibilidad a las infecciones5,6. De hecho, datos de estudios epidemiológicos indican que los niveles altos de vitamina D se correlacionan con un menor riesgo de infecciones del tracto respiratorio superior, por lo que es importante ingerir alimentos con alto contenido en vitamina D que aseguren niveles adecuados en el organismo5.
La principal fuente de obtención de vitamina D es la luz solar, y también se puede obtener a través de la dieta.
Referencias:
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