La alimentación prebiótica puede definirse como el consumo de fibras fermentables por las bacterias que se alojan en nuestro intestino y que componen la microbiota intestinal. Estas comunidades microbianas son muy diversas y proporcionan funciones metabólicas, inmunológicas y protectoras que desempeñan un papel crucial en la salud humana1,2.
Cuando los microorganismos digieren este tipo de fibra, se producen sustancias como los ácidos grasos de cadena corta, principalmente ácido acético, propiónico y butírico, imprescindibles para el mantenimiento de nuestra salud. Además, se propicia una diversidad de microorganismos, necesaria para el equilibrio saludable de la microbiota2.
En las últimas décadas, se ha demostrado que la dieta media la composición y función metabólica de la microbiota intestinal, de modo que el consumo de ingredientes dietéticos específicos, como fibra y prebióticos, es una vía por la que se puede modular la microbiota1.
Los prebióticos son compuestos no digeribles que, a través de su metabolización por microorganismos en el intestino, modulan la composición y / o actividad de la microbiota intestinal, confiriendo así un efecto fisiológico beneficioso sobre el hospedador3. Aunque algunas fibras pueden ejercer efectos prebióticos, no todas pueden considerarse como tales, mientras que la mayoría de los prebióticos sí se pueden clasificar como fibras dietéticas4.
La microbiota intestinal ejerce un papel clave en el proceso digestivo y la regulación metabólica del hospedador2. Las moléculas señalizadoras y los productos metabólicos de la microbiota influyen en varias funciones intestinales: detección visceral, motilidad, digestión, secreción de permeabilidad, recolección de energía, inmunidad mucosa y efecto barrera5. Por tanto, la modulación de la microbiota a través de la dieta puede influir en nuestra salud digestiva.
Algunos de los efectos relacionados con los alimentos prebióticos que favorecen la salud digestiva son:
Por tanto, una alimentación prebiótica que favorezca una microbiota intestinal sana y equilibrada es una estrategia eficaz para propiciar una buena salud digestiva.
Algunos alimentos que actúan como prebióticos son las verduras (cebolla, espárragos, alcachofas), cereales (trigo, centeno, avena), legumbres y frutas, como los kiwis ZespriTM, una fruta rica en polisacáridos pécticos y fibra dietética.
Referencias:
déjanos un comentario