El estudio de la composición corporal humana intenta medir y comprender los distintos componentes y compartimentos del organismo, así como su relación cuantitativa entre el estado de salud y enfermedad. También aporta información durante el desarrollo, la maduración del individuo y el envejecimiento. Su conocimiento es esencial en la valoración del estado nutricional para cuantificar la cantidad de masa grasa “saludable”.
En los últimos años se han producido considerables avances en los métodos de análisis de la composición corporal, aunque algunas de estas técnicas no son de uso habitual por su coste, infraestructura necesaria y complejidad en las mediciones, reservándose para estudios de investigación muy específicos.
El método actual más asequible para su uso cotidiano en consulta y en estudios epidemiológicos es la antropometría. Sencilla de realizar y barata, es la técnica de medición universal en la clínica que se complementa con la impedancia bioeléctrica y la absorciometría, de análisis directo de los compartimentos corporales.
La impedancia bioeléctrica permite estimar la adiposidad abdominal y valorar este compartimento como responsable del aumento del riesgo cardiometabólico en trastornos de elevada prevalencia como la obesidad. En el estudio IBERICAN, que analiza pacientes de 15 a 85 años atendidos en las consultas de Atención Primaria, la prevalencia fue del 35,7% con un incremento significativo según la edad y asociando factores de riesgo cardiovascular (hipertensión arterial, dislipidemia, sedentarismo, diabetes mellitus, hiperuricemia, lesión subclínica de órgano y enfermedad cardiovascular). El desarrollo de la absorciometría ha permitido el estudio de pacientes con obesidad mórbida que por cuestiones técnicas no podía realizarse con equipos más simples.
Las técnicas de análisis directo de la composición corporal y su relación con las estimaciones indirectas han permitido la evolución desde el modelo que divide el cuerpo humano en dos compartimentos (graso y libre de grasa), hasta modelos multicompartimentales que intentan determinar lo más exactamente posible su composición, tanto desde el punto de vista clínico como experimental.
A pesar de los avances tecnológicos, no se ha consensuado un método de referencia para cuantificar in vivo la masa grasa corporal a nivel individual ni poblacional. Dicho método es necesario para estudiar la obesidad, en la que el exceso de adiposidad se asocia a las enfermedades crónicas no transmisibles como factor de riesgo cardiovascular. En este campo, las distintas estrategias para medir la masa grasa utilizan modelos multicompartimentales basados en fórmulas matemáticas que relacionan los componentes corporales como la grasa o el agua. Así, a partir de mediciones externas del organismo (peso, talla, perímetros, pliegues, …), como si fuese un compartimento único, se obtienen estimaciones de la masa grasa mediante fórmulas matemáticas.
El método básico para valorar el estado nutricional es el peso corporal, que permite su seguimiento en el tiempo y comparación con tablas de referencia para la población estudiada en función de la edad, el sexo y la talla. En el caso de enfermedades que causan desnutrición, se considera más valorable el porcentaje de peso perdido que la cifra absoluta de peso.
Aunque hay numerosas estimaciones sobre la acumulación central y la distribución de la grasa corporal como factor de riesgo cardiometabólico, la relación entre el peso y la talla es el más comúnmente aceptado por su sencillez de realización y por permitir comparaciones con otros estudios. Conocido como Índice de Masa Corporal (IMC), relaciona el peso expresado en kilos con la talla en metros al cuadrado según la fórmula: [peso(kg)/talla(m)2]
El IMC no distingue masa grasa ni determina la distribución de la grasa corporal, pero correlaciona muy bien la grasa corporal total en pacientes con obesidad y la morbimortalidad asociada al exceso de peso. Puede presentar errores en la estimación en mujeres embarazadas, individuos culturistas e hipermusculados, ancianos con sarcopenia o retención de líquidos, pero su uso es universal y aceptado en clínica.
La medición de los pliegues cutáneos valora la grasa subcutánea, a partir de la cual se estima la masa grasa. Por ser barato y poco agresivo, su uso en estudios epidemiológicos para valorar la composición corporal es habitual tanto en estudios nutricionales como en la obesidad. Con un lipocalibrador de presión constante se determina el grosor de un pliegue de tejido subcutáneo en determinadas zonas de referencia (a nivel tricipital, bicipital, subescapular y suprailíaco). La transformación matemática de estos cuatro pliegues permite estimar la masa grasa corporal. A partir de la cuarta década de vida, la masa grasa sufre una alteración progresiva de su consistencia, haciéndose más compresible por lo que puede infravalorarla. Este factor, unido a la variabilidad interobservador o por cuestiones de la propia técnica de medición limita su uso.
La medición de circunferencias corporales con una cinta métrica inextensible es un método usado en la valoración nutricional y en la obesidad. La circunferencia braquial se determina a nivel del brazo no dominante con una cinta métrica que lo rodea y complementa la medida de los pliegues cutáneos. Tiene especial importancia en pacientes encamados, ya que junto a otras variables como la circunferencia de la pantorrilla o la longitud talón-rodilla permite establecer su peso corporal mediante ecuaciones.
El perímetro de cintura es una estimación sencilla de realizar a nivel del ombligo al final de una espiración normal. Los estudios sobre obesidad asocian tener 102 cm en varones y 88 cm en mujeres con mayor riesgo cardiovascular, ya que se correlaciona con el contenido de grasa intraabdominal y la grasa corporal. Su importancia radica en la facilidad con la que se puede calcular el riesgo cardiovascular a partir de sencillas mediciones que pueden realizarse en consulta o en el domicilio. Conjuntamente con el IMC son dos mediciones fundamentales en Atención Primaria para establecer las intervenciones terapéuticas más adecuadas a cada persona.
El índice de la cintura-cadera también es un marcador asociado a la grasa de distribución central, y suele estar aumentado en los pacientes con hígado graso de causa no alcohólica. Existen otras medidas para estimar obesidad y riesgo cardiovascular como la relación cintura-altura y el porcentaje de masa corporal grasa.
En resumen, el cálculo de la grasa corporal puede determinarse de manera fiable con estas mediciones y relacionarlo con el estado de salud.
Referencias:
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