¿Sabías que la microbiota intestinal es una de las comunidades microbianas más densamente pobladas de la tierra?1 Imagínate por un momento la sabana africana o una selva tropical, el ecosistema y equilibrio entre las múltiples especies en estos ecosistemas es fundamental, no solo para la supervivencia de las propias especies, sino también para el mantenimiento de la buena salud medioambiental de estos entornos naturales. De igual manera, el equilibrio, la riqueza y biodiversidad de la flora microbiana del intestino humano son fundamentales para el bienestar del ser humano en que estos microbios habitan. En los últimos años cada vez se ha publicado mayor evidencia del papel fundamental de la microbiota en la salud humana, y se han reconocido alteraciones en la composición de la microbiota en diversas enfermedades, tanto enfermedades metabólicas, trastornos mentales, enfermedades hepáticas y digestivas, como incluso en procesos neoplásicos2.
La composición de la microbiota intestinal es el resultado de la interacción de múltiples factores. Empezando por factores genéticos y la primera colonización del intestino humano tras el parto, nuevas colonizaciones que se producen a lo largo de la vida (infecciones, interacciones), el alimento que reciben estas bacterias durante la vida, y la eliminación de las mismas durante el tránsito intestinal3.
De estos factores, un factor que se ha demostrado determinante para conseguir una composición diversa y equilibrada de la microbiota intestinal es la alimentación. Fundamentalmente, porque el tipo de alimentación que hacemos determina el aporte de prebióticos a nuestras bacterias intestinales.
Los prebióticos son polisacáridos complejos y fibras que van a constituir el sustrato para el crecimiento de bacterias beneficiosas para el organismo, como los lactobacilos o la bifidobacterias, en detrimento de especies patógenas, por lo que beneficiarán un equilibrio positivo para nuestra salud de la composición de la microbiota intestinal1. Volviendo al ejemplo de la selva tropical, la fauna equilibrada permitirá que se mantenga un aire limpio, ríos limpios y una vegetación sana y equilibrada.
El aporte diario de prebióticos puede modificarse con intervenciones dietéticas. Un estudio comparando la composición de la flora bacteriana de niños menores de 6 años en Burkina Faso, que reciben una dieta fundamentalmente vegetariana, con niños Europeos de la misma edad, mostró que la microbiota intestinal de los niños africanos era mucho más diversa y más rica en especies bacterianas beneficiosas para la salud, y con mayor producción de ácidos grasos de cadena corta, que la microbiota de los niños Europeos4. En este sentido, es importante resaltar el papel fundamental de los ácidos grasos de cadena corta para el metabolismo del epitelio colónico. Así mismo, diversos estudios intervencionistas han mostrado la relevancia de la dieta en la composición de la flora intestinal, un factor que viene determinado directamente por el aporte de prebióticos de cada dieta5. Así, Brinkworth et al., compararon el efecto de una dieta hipocalórica rica en carbohidratos con el de una dieta de igual número de calorías pero rica en grasas y pobre en carbohidratos y constataron que la dieta rica en carbohidratos incrementaba el número de bifidobacterias, y resultaba en mayor producción de ácidos grasos de cadena corta. A la inversa, las dietas bajas en polisacáridos fermentables (FODMAP), que se han aconsejado para el tratamiento de la hinchazón abdominal, han mostrado a largo plazo un alarmante empobrecimiento de la biodiversidad de la microbiota intestinal si no se asocian a prebióticos que puede resultar perjudicial para nuestra salud.
En este sentido, es interesante un estudio publicado recientemente en el que se compara el efecto de una dieta baja en FODMAP, con una dieta con suplementación de prebióticos sobre los síntomas digestivos de pacientes con trastornos funcionales digestivos6. En este estudio se observó que la administración de probióticos era igual de beneficiosa sobre los síntomas digestivos que una dieta baja en FODMAP, pero con la ventaja de favorecer una composición bacteriana con predominio de probióticos, lo que muestra que una dieta rica en prebióticos tiene ventajas tanto a corto plazo (mejoría de los síntomas abdominales), como a largo plazo (incremento de probióticos) sobre nuestra salud.
Así pues, podemos concluir que la composición de la flora intestinal (microbiota) es fundamental para nuestra salud digestiva. La composición de la microbiota puede modularse mediante la ingesta de prebióticos, que son complejos de polisacáridos no absorbibles que favorecen la fermentación bacteriana, y el crecimiento de bacterias probióticas en detrimento de las bacterias patógenas. Los prebióticos los encontramos en la dieta, siendo su fuente principal los vegetales y las frutas, como por ejemplo los kiwis de variedad verde7, que son ricos en fibras, esto es, polisacáridos no absorbibles.
Referencias:
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